La Volta des General es una ruta muy fácil, apta para todo tipo de personas, que transcurre dentro del término municipal de Banyalbufar, en la Serra de Tramuntana de Mallorca, bordeando la costa y uniendo ese núcleo de población con la playa de Port des Canonge. Precisamente por su trazado costero, uno de sus principales atractivos son las espectaculares vistas al mar que pueden contemplarse durante gran parte del recorrido. Transcurre por una pista forestal amplia que, en determinados tramos, deja paso a un camino estrecho y pedregoso rodeado de encinas y pinos.
El punto de partida de esta agradable excursión se sitúa en una pequeña explanada que se ubica en uno de los accesos al pueblo de Banyalbufar, en el punto kilométrico 85,2 de la carretera de Port d’Andratx a Pollença. Conviene empezar pronto porque esta ruta suele ser concurrida y el aparcamiento improvisado se llena con pocos coches. Un cartel nos indica la ruta a seguir, que afortunadamente se halla muy bien señalizada.
Comenzamos a caminar por una pista forestal de tierra y piedras. A nuestra izquierda, contemplamos el pueblo de Banyalbufar y sus típicas marjades, tierras de cultivo excavadas en la ladera de la montaña en forma de gradas, donde se plantan, entre otras cosas, los viñedos de uva malvasía que han dado fama a los vinos elaborados en este municipio.
Transcurridos unos diez minutos de trayecto, a nuestra izquierda hallaremos una construcción típica de los bosques de Tramuntana, una cabaña de carbonero, construida con piedra seca formando una base circular y coronada con un armazón de troncos cubierto por carrizo. Las construían antaño los carboneros para poder pernoctar junto a sus carboneras mientras vigilaban el proceso de combustión. Ésta resulta peculiar porque se construyó utilizando una gran roca. También veremos las trazas de una antigua carbonera. Un poco más adelante, a nuestra derecha, encontramos las ruinas de una casa.
El camino se estrecha y pasamos por un paraje espectacular que deja grandes peñas a nuestra derecha y la costa a la izquierda. Alcanzamos las rocas conocidas como el Corral Fals, que se presentan en forma de gran oquedad en la pared rocosa.
Cuando llevamos ya cerca de media hora de caminata, a nuestra derecha hallamos un enorme horno de cal excavado en la roca. En ese momento la ruta inicia un suave descenso que nos llevará hasta el nivel del mar. En esa zona podremos contemplar una vista espléndida de Sa Punta de s’Àguila, uno de los tres cabos que nos encontraremos a lo largo del recorrido.
El descenso prosigue hasta alcanzar una pista asfaltada por la que seguimos bajando, girando a nuestra izquierda hasta que encontramos otro camino de tierra rojiza que transcurre junto a la Punta Roja. Vemos un montón de pinos descolgados por la ladera, que apuntan sus hojas hacia el mar y que, con el tiempo y el efecto del viento y la lluvia, acabarán cayendo por el peso de sus copas y la forzada inclinación de sus troncos.
El camino nos lleva hasta un portillo de madera, que dejamos a nuestra derecha, y los restos de una pequeña caseta de piedra. Seguimos y en pocos minutos llegamos a un torrente que nos lleva hasta la playa de Son Bunyola, caracterizada por sus cantos rodados. Continuamos la marcha siguiendo los hitos de madera que marcan el recorrido y cruzamos otro torrente para alcanzar una amplia explanada cubierta por un fino césped en épocas de gran humedad, a cuyo extremo se halla el acceso a nuestro destino final, el Port des Canonge.
Como en Son Bunyola, el lecho del puerto está lleno de cantos rodados y finas piedrecitas entre las que dominan las de color rojizo, generadas a partir de gres procedentes de cuarzos y limos rojos que datan de millones de años.
En total, el recorrido nos habrá llevado alrededor de una hora. Para regresar deberemos desandar lo andado. Una vez en Banyalbufar, lo recomendable es saborear uno de sus fantásticos vinos de uva malvasía.
Triscando 